Silverstone no es una pista más del calendario, y entender eso es clave para no caer en lecturas precipitadas tras el Gran Premio del Reino Unido. Lo que allí ocurre, a menudo, distorsiona la realidad del campeonato. No se trata de una crítica, sino de una constatación: su trazado largo, con curvas rápidas enlazadas, pocas frenadas fuertes, una meteorología cambiante y fuertes vientos, convierte a esta cita en una especie de excepción permanente. En un campeonato donde cada detalle técnico marca la diferencia, Silverstone escapa de la lógica habitual y exige a motos y pilotos una respuesta distinta. Por eso, cuando se evalúan los rendimientos tras esta carrera, conviene ser prudentes. Porque lo que aquí funciona puede no hacerlo en Spielberg, y lo que aquí falla puede brillar en Misano, por decir otros circuitos.
Esta idea no es nueva, pero ha sido especialmente remarcada tras el último Gran Premio por dos voces con peso en el paddock: Mat Oxley y Peter Bom. En su último podcast, ambos coincidían en que Silverstone no puede usarse como termómetro para medir el estado real de las motos. La razón es sencilla: no hay otro circuito igual en el calendario. Aquí, las Ducati pierden parte de su ventaja, Aprilia asoma sin complejos y las diferencias aerodinámicas se difuminan. Incluso las sensaciones en el tren delantero, ese factor invisible que define la confianza de un piloto, adquieren otro peso. En este escenario tan particular, todo puede pasar… pero no todo lo que pasa sirve para explicar el campeonato.

¿En qué situación se encuentra Ducati?
Es importante no dramatizar ante dos domingos consecutivos sin victoria para Ducati. No es habitual, eso está claro, y precisamente por eso genera titulares, pero de ahí a hablar de crisis hay una distancia considerable. Silverstone es un circuito que ya viene subrayado en negro en el calendario de los de Borgo Panigale. Como bien apuntaban Peter Bom y Mat Oxley en su último podcast, Ducati no ajusta su moto para Silverstone porque saben que hacerlo comprometería el rendimiento en todos los demás circuitos, donde sí marcan la diferencia. Saben que este trazado es su punto débil. Y lo asumen. Sobreviven, sin más.
El viento constante, el frío que enfría el tren delantero y una configuración de curvas de alta velocidad hacen que el neumático delantero trabaje en condiciones atípicas. Cuando la mayoría opta por un blando que se degrada rápido o un medio que no agarra lo suficiente, la gestión del neumático se convierte en el principal enemigo. Y eso penaliza especialmente a una moto como la Ducati, que necesita adherencia y temperatura constante para poder desplegar todo su potencial.
De hecho, uno de los grandes méritos de Ducati en los últimos años ha sido entender a fondo los neumáticos Michelin, especialmente los delanteros, para sacarles rendimiento en todo tipo de trazados. Pero Silverstone rompe esa ecuación: la temperatura y el viento desajustan ese entendimiento fino que Ducati ha cultivado. Y cuando eso pasa, algo curioso ocurre: mientras Ducati sufre, el resto parece no sufrir tanto. Es como si, en ese caos controlado, otros fabricantes pudieran improvisar mejor.
Por eso es tan importante no perder la perspectiva. Que Ducati no gane en Silverstone no significa que su moto haya dejado de ser competitiva, sino que simplemente está diseñada para rendir en un escenario mucho más amplio que esta anomalía británica. Ajustar su configuración para destacar aquí podría comprometer su equilibrio global. Y Ducati lo sabe: prefiere sobrevivir a Silverstone antes que desnaturalizar su moto para una pista que no representa el resto del campeonato.

Por tanto, Ducati no está en crisis. Silverstone no define un mundial. De hecho, es uno de los pocos circuitos donde ser rápido puede ser un espejismo. Un espejismo bonito, emocionante, que nos ha regalado carreras increíbles… pero que no debe confundirse con la realidad del campeonato.
El debate GP24-GP25
Durante buena parte del año pasado, la sensación general era que Ducati había alcanzado algo muy cercano a la perfección con la GP24. Una moto equilibrada, rápida en todo tipo de circuitos, que generaba confianza desde el tren delantero y permitía a sus pilotos ser agresivos sin penalizar estabilidad. La GP24 no era solo una moto campeona: era una herramienta quirúrgica, la culminación de años de trabajo afinado. Y es justo ahí donde comienza el problema.
Porque cuando algo roza lo perfecto, cualquier pequeño cambio puede tener consecuencias inesperadas. Ducati ha insistido en que la GP25 o GP24.5 es, en esencia, muy similar a la GP24, es básicamente en base esta misma pero con algunas actualizaciones, como pequeños updates en el motor. Pero lo cierto es que lo que antes era una moto intuitiva ahora parece volverse más exigente, más caprichosa, menos comunicativa. Una moto más difícil de llevar al límite, por lo menos para Pecco. La sensibilidad con el neumático delantero, esa sensación tan crítica para el piloto italiano le ha desaparecido casi por completo y eso le está perjudicando.
Pecco Bagnaia, bicampeón del mundo y estandarte del proyecto, está en un momento delicado. Nadie cuestiona su profesionalidad ni su capacidad de trabajo, pero nunca ha sido un piloto de talento. Su gran virtud siempre fue leer la moto, entender el tren delantero y frenar más tarde que nadie. Esa era su carta ganadora. Y si la GP25 no le da esa capacidad de anticipación, de sentir lo que va a ocurrir antes de que ocurra, entonces Pecco se queda perdido.

En contraste, Marc Márquez ha conseguido hacer que la GP25 funcione. Pero lo ha hecho desde un talento superior y un nivel de pilotaje que va más allá del equilibrio técnico. Está pilotando por encima de la moto, como ya hizo el año pasado con la GP23, siendo la actual en comparación mucho mejor y más igualada a su rival ahora mismo, la GP24, y eso desdibuja un poco la percepción del verdadero nivel de esta nueva Ducati. Porque si uno mira a Di Giannantonio, el patrón cambia: fines de semana de inspiración, seguidos de jornadas grises, sin una lógica clara. La moto responde, sí, pero lo hace con altibajos, dependiendo de factores como el neumático, el viento o incluso el día de la semana.
Y ahí es donde la GP24 vuelve a brillar. Álex Márquez, sin ser un piloto de genio natural, está rindiendo de forma muy sólida. Tiene la suerte de tener entre manos una moto que no te castiga por cada error, que no exige reinterpretarla en cada curva, y que se adapta mejor a cualquier piloto. Si la GP25 representa la promesa de ir un paso más allá, que lo creo así, que potencialmente deben ver que tiene más, la GP24 sigue siendo la garantía de resultados estables, la base sólida sobre la que se construyó el dominio Ducati, pero no por esto se le puede restar ningún tipo de mérito a lo que está haciendo Alex que es soberbio, muchos decían que estaba ahí solo por su hermano y creo que ahora se deben estar tragando sus palabras.
Al final, la diferencia entre ambas no está tanto en la hoja de especificaciones, sino en el comportamiento invisible que solo los pilotos sienten: cómo entra en curva, cuánto puedes apoyarte sin miedo, cuánto margen te da para cometer errores. Y en ese terreno, la GP24 parece que está aún por delante, por lo menos en trazados como el de Silverstone, pero tampoco nos volvamos locos con esto, que a ver si ahora van a vender algunos que llevan una KTM, ya quisieran estos tener esta GP25, con la que Marc Márquez lidera el campeonato.
Si se reconoce que la GP24 es mejor que la GP25 ¿En qué posición queda Pecco?
Cuando empieza a extenderse la idea —cada vez menos disimulada— de que la GP24 es una moto más completa, más equilibrada y, sobre todo, más predecible que la GP25, surge inevitablemente una pregunta incómoda: ¿hasta qué punto los éxitos recientes de Pecco Bagnaia estaban ligados a esa versión “perfecta” de la Ducati?
Nadie discute el valor de sus títulos, ni su profesionalidad ni su capacidad de trabajo. Pecco ha sido —y sigue siendo— un piloto de élite. Pero los números, los gestos y los resultados de esta temporada revelan un patrón claro: cuando la moto deja de ser perfecta, Pecco deja de ser un rival a temer. Y eso obliga a mirar con otros ojos su rendimiento. Lo que antes parecía una superioridad incontestable, ahora empieza a leerse como el fruto de una combinación ganadora entre piloto y herramienta; y cuando una de esas dos partes se desajusta, todo el sistema se resiente.

Este año, Pecco tiene exactamente lo mismo que Marc Márquez: una GP25. Pero mientras uno navega en la incertidumbre, el otro la domina. Marc ha llegado sin estructura propia, sin conocer la moto, sin datos acumulados y, aún así, ha sido capaz de adaptarse, interpretar sus límites y exprimirla a un nivel que está por encima del de sus compañeros. Eso también es talento, y es ahí donde empiezan a separarse los caminos. Pecco parece necesitar que todo esté alineado para brillar. Marc, en cambio, puede brillar incluso sin tener las mejores armas.
Por eso, si aceptamos que la GP25 es una moto más difícil, más impredecible, y que la GP24 representa una versión más asentada de la Desmosedici, entonces hay que aceptar también que los resultados actuales de Pecco ya no tienen la coartada técnica del pasado. Porque ahora está en igualdad de condiciones con alguien que ha demostrado saber sobrevivir y destacar en medio de la incertidumbre. Y eso, en un campeonato tan igualado, marca la diferencia entre un buen piloto y un piloto legendario.
Silverstone es un circuito complicado y eso lo sabe todo el mundo, solo por el viento ya es muy “especial”si encima Michelin lleva los mismos neumáticos que el año pasado cuando la carrera fue en agosto, pues le pone más pimienta al asunto,
Luego esta Pecco, que es un buen piloto, pero solo eso un buen piloto muy dependiente de la mecánica de su moto y si esta no es perfecta, pues pasa lo que está pasando. Si, lógicamente Marc su superior por su talento, pero no mejor que Pecco, mejor que toda la parrilla actual y de esto no hay duda, entonces que le queda a Pecco, seguir trabajando duro y hacerlo lo mejor posible.
La pena de Pecco y de todos los demás es haber coincidido con Marc en plena forma y no como en 2020 después de su lesión y 2021,2022 y 2023 donde no tenía moto y eso mermo su capacidad competitiva y de hay los mundiales de Mir, Quartararo, Bagnaia y Matin, buenos pilotos pero inferiores a Marc.
Muchas gracias Fran por tu opinión escrita.
Dejémonos ya de medias tintas y de intentar tapar el cartón al rey, algo que ya es indisimulable. Pecco es un Vettel de la vida que tuvo la suerte de estar en el lugar correcto en el momento oportuno. Tiene dos campeonatos del mundo de MotoGP que valen lo mismo que un euro de madera, ya que los ha ganado ante nadie, es más, en 2024 lo perdió ante una satélite que sí, que muy oficial y lo que tú quieras, pero satélite de un equipo privado con ni por asomo las mismas armas que el equipo Lenovo oficial.
Gigi lo tiene calado desde hace ya años, y ya ni disimula en torcer el morro ante la enésima excusa de Pecco. El problema para Pecco es que ya no le salva el culito ni Tardocci, su gran valedor en el equipo. Va a acabar a 200 puntos de MM y no hay que ser adivino para vislumbrar que a final de año lo bajan del Lenovo y que se va o a SBK o a su casa.