Estamos ante uno de esos momentos que quedarán por siempre en la historia del motociclismo, esto será así independientemente del placer o desasosiego de algunos. Marc Márquez y los que tuvimos la suerte de verlo correr en 2025 lo sabremos siempre, esto no fue simplemente pilotar, fue arte, fue historia.

Dicen que los genios no desaparecen, simplemente esperan su momento. Marc esperó más de lo que muchos habrían aguantado. Esperó lesionado, en silencio, derrotado, fuera de juego para muchos. Y cuando volvió, no lo hizo gritando ni reclamando nada. Volvió con lo único que le ha definido siempre: pilotando como nadie. En un Mundial dominado por Ducati, él no solo se subió a la mejor moto, mostró que con esta y a igualdad es el mejor. Y una vez más, volvió a hacer lo que parecía imposible.

Lo de 2025 no es una buena temporada. Es un manifiesto. Es la prueba de que nunca se fue. Que lo que necesitaba no era que el mundo creyera en él. Era una herramienta. Un arma a la altura de su talento. Y cuando Ducati se la dio, el resto ya fue conocido: Marc. Siempre Marc.

Correr en Brno y ver cómo deja que Bezzecchi se ilusione durante unas vueltas para luego pasarle sin esfuerzo, como el sábado se vio obligado a hacer también con Pedro Acosta por las dichosas presiones, como si les hubiese dejado estar ahí por cortesía. Eso es control absoluto. Es el dominio mental de quien corre a un nivel donde el resto aún no ha llegado.

Con 8 victorias en 12 Grandes Premios, 11 Sprints ganadas, 7 poles y un liderato absoluto con 381 puntos y más de 120 de ventaja sobre el segundo, lo de Marc en 2025 no es un regreso. Es una conquista. Es la reescritura del campeonato desde el casco rojo de Ducati.

Y no se trata solo de números. Se trata de las sensaciones. Se trata de escuchar a ingenieros como Gigi Dall’Igna decir que lo que hace parece fácil… pero no lo es. De ver al propio entorno de Valentino Rossi admitir en voz baja que “Marc ha destruido mentalmente a Pecco”. De sentir que cuando el #93 está en pista, todos los demás corren para quedar segundos.

Algunos no lo entienden. A otros les duele. Pero lo cierto es que este deporte gira hoy en torno a un solo nombre.

¿Y qué decir del récord? El primer piloto en la historia de Ducati en conseguir 5 victorias consecutivas. Ni Stoner, ni Dovizioso, ni Bagnaia. Solo él. El mismo que lleva cinco plenos consecutivos de 37 puntos (sprint + domingo). El que superó las 68 victorias de Agostini y ya sólo tiene a Valentino por delante.

Los que vimos correr a Marc Márquez en 2025 no vimos solo carreras. Vimos algo que no se explica solo con telemetrías. Vimos la resiliencia del que cayó mil veces y se levantó mil una. Vimos al niño que llegó en 2013 y al hombre que lo volvió a hacer más de una década después.

Porque hay algo que ya nadie podrá quitarnos: el orgullo de poder decir “Yo vi correr a Marc Márquez”.

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